Ir al contenido principal

A LA HORA DEL CAFÉ. POESÍA CON EL AROMA DE VEINTE MUJERES HISPANOAMERICANAS

"A LA HORA DEL CAFÉ. POESÍA CON EL AROMA DE VEINTE MUJERES HISPANOAMERICANAS"
Este es un libro colectivo, elaborado entre veinte mujeres de habla hispana. Veinte mujeres de distintas edades, niveles culturales, procedencias sociales, ideologías, y creencias, que no se han visto entre ellas jamás.
Su punto de encuentro es un lugar imaginario, un taller virtual en Internet. Un grupo privado, con número limitado de miembros, creado por Olga Liliana Reinoso y dirigido por Herminia Delgado Núñez, con el apoyo indispensable de Patricia Martin y María García Romero.

El grupo tiene dos madrinas de honor: la incombustible poeta cubana Aleyda Cruz Espineta y la mujer que tiene en sus venas un río por el que fluye la naturaleza en la que vive con sus amados perros, Victoria López.

Paola Authievre presta la voz de su Radio Aktiva para el Café Literario donde se habla del amor y de la vida, de lo pequeño y de lo inabarcable.

Estas seis mujeres y catorce más han querido entrar en un café imaginario y dejar sus poemas envueltos en ese aroma que trae a la memoria otros cafés en Buenos Aires, en Granada, en Camagüey, en Malpaso o en Valparaíso... Cafés lejanos, con historias ajenas que se han hecho propias gracias a este libro.

La edicion digital de "A LA HORA DEL CAFÉ. POESÍA CON EL AROMA DE VEINTE MUJERES HISPANOAMERICANAS " ya se encuentra a la venta





Comentarios

Entradas populares de este blog

Bocas, Mario Benedetti

¿Dónde empieza la boca? ¿en el beso? ¿en el insulto? ¿en el mordisco? ¿en el grito?

Hasta siempre Eduardo Galeano

“RECORDAR: Del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón.” Y te recordaremos siempre maestro, gracias por tanto! Eduardo Galeano (3 de septiembre de 1940 - 13 de abril de 2015)

Una anécdota, de cuando Gabriel García Márquez terminó de escribir su novela "Cien años de soledad".

Desde el 65 al 67. Fue una época estupenda. Es decir, una época que no era fácil porque no teníamos dinero, pero en cambio, una época muy buena, porque yo estaba escribiendo como un tren, que es lo mejor que le puede suceder a un escritor. Entonces cuando yo vi que Cien Años de Soledad venía y q ue no la paraba nadie, le dije a Mercedes, "tú te haces cargo de este asunto". Ella, por supuesto, no lo pensó dos veces. Es curioso que mis hijos, ahora, yo les pregunto por esta época y ellos me recuerdan como a un hombre que estaba encerrado en un cuarto, que no salía nunca... Y yo tenía la impresión de que era el ser humano más humano y más sociable del mundo. Y ahora me doy cuenta de que durante dieciocho meses no salí del cuarto. Pero yo recuerdo que salí una vez. Salí una vez cuando Mercedes me dijo que ya no había nada que hacer. Que ya había llegado al fondo. Entonces yo tenía un carro y lo llevé al Monte de Piedad y lo empeñé y le traje a Mercedes la plata y le di...