Gabriela Mistral (A mi amiga Cristina Pinto Hevia) Todo pasa y se esfuma, muere y desaparece: en el ocaso del desengaño se hunde el astro de la esperanza rodeado de las nubes sonrosadas del ensueño; en la realidad, playa desierta del mar del corazón, mueren las ilusiones, olas azulejas salpicadas de espuma blanca. Todo muere... las flores delicadas del amor y afecto caen tronchadas por el helado viento del desencanto y quedan sólo los despojos, mostrando con cruel sarcasmo las bellezas de un mundo donde todo es frívolo y vano. Pero en el vergel desolado del corazón, entre las cenizas del pasado y las ruinas del alcázar de la ventura, eleva su tallo la siempreviva del recuerdo, desafiando a la muerte y burlándose de su poder. El recuerdo es lo único que queda, cuando el alma triste, en medio de su páramo sombrío y solitario, se ve huérfana y proscrita, sin más amiga que la angustia, ni más compañero que el duelo.