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Una historia para creer en el espiritu de la Navidad



La noche del 24 de Diciembre de 1914, el tiempo se volvió frío bruscamente congelando el agua y la nieve que estába media derretida que había en las trincheras en donde los soldados de ambos ejércitos (Inglés y Alemán) tenían sus literas para dormir.
En la parte de los Alemanes, los soldados comenzaron a encender velas. Los centinelas británicos reportaron a sus oficiales que parecían haber pequeñas luces elevadas en postes ó bayonetas. Estas linternas iluminaban claramente a las tropas alemanas haciendolas vulnerables a los rifles enemigos. Sin embargo, los ingleses se resistieron a disparar. Lo que era aún más sorprendente, los oficiales ingleses vieron a traves de sus primáticos que algunos hombres del enemigo sostenían árboles de Navidad sobre sus cabezas con velas en sus ramas.
El mensaje estába claro: Los alemanes quienes celebraban la Navidad en la Noche del 24 de Diciembre estában enviandole un mensaje Navideño a sus enemigos en el otro lado de el frente.
A los pocos momentos de ver ésta señal los ingleses comenzaron a escuchar a algunos de los alemanes cantando un villancico de Navidad. Muy pronto fué entonado a todo lo largo de las líneas alemanas según los otros soldados se unían en harmonía.
Las tropas británicas reconocieron inmediatamente la melodia como "Noche de Paz" y muy pronto se neutralizaron las hostilidades en ambos lados. Uno por uno, los soldados ingleses y alemanes comenzaron a dejar sus armas a un lado y salir con rumbo a la "tierra de nadie" un terreno agujereado por las bombas entre las dos partes del frente. Tantos soldados de ambos lados salieron de sus trincheras que los oficiales superiores estában impedidos de evitar ésta reacción espontánea. Había un truce no declarado y estalló la paz.
Frank Richards fué un testigo de éste truce no oficial. En su diario de la guerra escribió: "Levantamos un pizarrón con 'Feliz Navidad' escrito. El enemigo también levantó uno igual. Dos de nuestros hombres arrojaron su equipo a el suelo y saltaron para afuera de su parapeto con las manos sobre sus cabezas al mismo tiempo que dos de los alemanas hacían lo mismo; los dos nuestros caminaron para encontrarse con ellos." "Se dieron las manos y entonces todos nosotros salimos de las trincheras y así mísmo también hicieron los alemanes." Richards escribió en su relato.
Richards también explicó que algunos soldados alemanes hablaban inglés perfectamente bien, uno de ellos diciendo cuan harto estába de la guerra y que estaría muy alegre cuando todo terminase. Sus contrapartes británicos estában de acuerdo.
Esa noche, soldados que hasta ese momento eran enemigos se sentaron juntos alrededor del calor del fuego. Intercambiaron pequeños regalos de sus pobres pertenencias -barras de chocolate, botones, insignias y pequeñas latas de carne de res. Hombres que hasta solamente una horas antes se disparaban a matar estában ahora compartiendo las festividades de Navidad y mostrandose los unos a los otros fotografías de sus familias.
Jorge Maspons

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