Ir al contenido principal

El Jazz y el Blues juntos W. Marsalis y E. Clapton


Una extraña pareja es la que forman el trompetista Wynton Marsalis y el guitarrista Eric Clapton. Provenientes de ámbitos bien disímiles, el jazz y el blues cuando se encuentran en Nueva Orleans ha sido el punto que los ha unido y el que ha logrado que en esta grabación, capturando a ambas estrellas en directo, surja la magia, sus instrumentos dialoguen con fluidez y el arte brote a raudales tanto cuando interpretan Layla, de Clapton, como el clásico Ice cream. Sin duda, Nueva Orleans y sus muchos afluentes sonoros siguen siendo ese lugar fascinante donde todas las músicas y estéticas pueden confluir y reformularse según los cánones que transforman un funeral en jolgorio mayúsculo. Para culminar la incandescente labor de la pareja, el enorme Taj Mahal se une a ellos en la recta final. Un álbum tan inesperado como soberbio.       

El Pais

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hasta siempre Eduardo Galeano

“RECORDAR: Del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón.” Y te recordaremos siempre maestro, gracias por tanto! Eduardo Galeano (3 de septiembre de 1940 - 13 de abril de 2015)

Fragmento de La Campana de Cristal de Sylvia Plath

"Vi mi vida desplegándose ante mí, mi vida como las ramas de la higuera verde [...] En la punta de cada rama, como un grueso higo morado, pendía un maravilloso futuro. Un higo era un marido y un hogar feliz e hijos y otro higo era una famosa poeta y otro higo era una brillante profesora y otro higo era Esther Greenwood, la extraordinaria editora […] Me vi a mí misma sentada en la bifurcación de ése árbol de higos, muriéndome de hambre sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, lo higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies."

Versos para Billie - Joan Margarit

Abrázame -pedías. Embraceable you, dice tu voz, que a la vez suena desgarrada y brillante. Abrázame: quedaba, para el final, un año. Los vasos entrechocan y los muertos te aplauden: