Abrázame -pedías.
Embraceable you, dice
tu voz, que a la vez suena
desgarrada y brillante.
Abrázame: quedaba,
para el final, un año.
Los vasos entrechocan
y los muertos te aplauden:
venas como cloacas
arrastran una espesa
melodía de saxo.
Es aquella voz negra
que fregó los peldaños
de mármol blanco,
o gritó en una bronca
de algún burdel de Harlem.
La voz como la lluvia
que limpiaba en la cárcel de mujeres
la suciedad de los cristales.
La voz de extraños frutos
colgados de los árboles
en el gran Sur del mundo.
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