Ir al contenido principal

II Miles Davis en el Calabozo, Óscar Hahn





Los tornados me dan el viento que necesito
para tocar mi trompeta

Oh toque delicado que a vida eterna sabe

Y vi que por la ventana del calabozo
entraba un halo de luz y que en el aire
flotaba una Aparición fulgurante

(Son alucinaciones de la droga Dios mío)

Para ahuyentar al espectro tomé mi trompeta y toqué

Y mientras tocaba el rostro de la Aparición
tenía una expresión de éxtasis y dijo:

“La música callada la soledad sonora”

Sentí que me crecían alas en la espalda
y empecé a levitar

Entonces apareció un graffiti en lo alto de la pared
Que decía:

Qué bien sé yo la fuente que mana y corre
aunque es de noche

Y la sangre que manaba de mi cabeza
por los golpes que me dio el policía
iluminó la celda y dejó de correr

alrededor de la medianoche.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Bocas, Mario Benedetti

¿Dónde empieza la boca? ¿en el beso? ¿en el insulto? ¿en el mordisco? ¿en el grito?

Hasta siempre Eduardo Galeano

“RECORDAR: Del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón.” Y te recordaremos siempre maestro, gracias por tanto! Eduardo Galeano (3 de septiembre de 1940 - 13 de abril de 2015)

Una anécdota, de cuando Gabriel García Márquez terminó de escribir su novela "Cien años de soledad".

Desde el 65 al 67. Fue una época estupenda. Es decir, una época que no era fácil porque no teníamos dinero, pero en cambio, una época muy buena, porque yo estaba escribiendo como un tren, que es lo mejor que le puede suceder a un escritor. Entonces cuando yo vi que Cien Años de Soledad venía y q ue no la paraba nadie, le dije a Mercedes, "tú te haces cargo de este asunto". Ella, por supuesto, no lo pensó dos veces. Es curioso que mis hijos, ahora, yo les pregunto por esta época y ellos me recuerdan como a un hombre que estaba encerrado en un cuarto, que no salía nunca... Y yo tenía la impresión de que era el ser humano más humano y más sociable del mundo. Y ahora me doy cuenta de que durante dieciocho meses no salí del cuarto. Pero yo recuerdo que salí una vez. Salí una vez cuando Mercedes me dijo que ya no había nada que hacer. Que ya había llegado al fondo. Entonces yo tenía un carro y lo llevé al Monte de Piedad y lo empeñé y le traje a Mercedes la plata y le di...